Si ya en su libro de relatos Historias de Boston demostró imaginación y tino, y supo hilvanar sus tramas, aquí, en Heraldos de la Muerte se supera a sí mismo. Disfruté de principio a fin la lectura. No diré nada, por supuesto, de la historia que cuenta. El lector sabrá recorrer el camino dibujado por él. Lo que sí quiero reseñar de forma particular es… su imaginación. Hay momentos, no diré tampoco cuáles, ni dónde, en los que detenía la lectura para pensar por un instante en lo que ante mis ojos se desplegaba. [...]

 

Pero me descubro ante David Sanz. Me quito mi sombrero de mago, mi capucha de dúnedain, mi casco de mandaloriano, mi diadema élfica, mi escafandra de capitán Nemo… Me lo quito todo para aplaudir el despliegue de fantasía, de imaginación, de ilusión, que el autor de Heraldos de la Muerte hace en su primera novela. Siempre es un placer, como digo, leer a quien demuestra amor por la escritura. Pues escribir no deja de ser un modo de conectarnos unos a otros, y quien lo hace con amor, sin duda es capaz de amar a otros.

 

En fin, pasad adelante, entrad. Dejad a un lado toda prevención y, simplemente, disfrutad.